
Adios a Campana, el “perro bombero” de Guaymallen | Dogalize
Marrón clarito como el café con leche, pero “adalmatado” por las manchas que asomaban en su lomo, a veces negras por la grasa que se le pegaba luego de dormir cada noche debajo de un camión, otras rojas por haber estado jugando mientras se pintaba una pared. Así era “el Campana”, el perro que vivió una década en el cuartel de Bomberos Voluntarios de Guaymallén donde fue alimentado, mimado y querido por sus más de 50 integrantes. Tal vez como una forma de agradecerles por haberlo salvado después de ser atropellado en el Acceso Este, el animalito decidió hacer del cuartel su hogar permanente hasta el domingo pasado cuando falleció “de viejo”.
“Campanita era el primero en subirse al camión bombero para devolver la ayuda que él había recibido en los momentos más difíciles de su vida. El perro fue un bombero más… sonaba la sirena y él ya sabía que era parte de la dotación”, escribió uno de sus amigos bomberos en Facebook luego de su partida, a lo que se sumaron decenas de mensajes honrando su amistad y fidelidad y hasta el reconocimiento de una asociación animalista de la provincia.
Mauricio Arias, suboficial subayudante en el cuartel, fue uno de los que lo recibió hace 10 años. “Fue una tarde en la que estábamos de guardia y vimos que cuando el perro quiso cruzar el Acceso se lo llevó por delante un auto”, recordó el hombre que lleva 14 años en la fuerza. En ese entonces junto a sus compañeros lo rescataron, lo llevaron al veterinario y de apoco lo fueron curando. “Tuvo problemas en una de las patas traseras, pero al tiempo se recuperó muy bien porque era cachorro”, señaló. Si bien en ese entonces allí no acostumbraban tener mascotas, el Campana se fue ganando el cariño de todos y acompañó a varios planteles.
Marcos Vargas, bombero de primera, conoció al perro cuando entró hace 5 años. “Siempre fue un poco gruñón, pero era uno más de nosotros”, subrayó. Además de la alegría que esparcía por el cuartel el animal también era una excelente compañía cuando tenían alguna salida.
“Lo llamábamos de arriba del camión y se subía”, aseguró el joven a la vez que narró que cumplía una función fundamental en los incendios en el campo, ya que se suele dejar el camión alejado del lugar del hecho. “Cuando llevábamos al Campana sabíamos que podíamos dejar el camión e irnos todos tranquilos a trabajar porque él se quedaba cuidando y nadie se iba a acercar”, remarcó. El “choco” también participaba de desfiles y de eventos como el Día del Niño.
Una de las anécdotas más divertidas que fue pasando de boca en boca de los uniformados fue la única vez que intentaron bañarlo. “Tuvieron que atarlo porque no quería saber nada y cuando lo desataron se los quería comer a todos, no le gustó para nada así que enseguida se fue a revolcar a la tierra”, relató Marcos con simpatía. Lejos de optar por el alimento balanceado que le compraban en el cuartel, el Campana siempre prefería comer las sobras de los almuerzos. “Incluso hay un chico que siempre le traía la comida que sobraba de su casa”, deslizó.
Por su parte, Antonella Garetti, bombero desde hace dos años, destacó que fue el único perrito que logró quedarse en el cuartel. “Han venido varios perros, pero como el Campana era medio cascarrabias y el cuartel queda tan cerca del Acceso no duraban mucho”, expuso la chica. La única excepción que pudo permanecer allí fue ‘La Negra’, a quien, tal vez por una cuestión de instinto, el Campana “eligió” como sucesora. “Llegó preñada y tratamos de darle todos los cuidados necesarios. La diferencia con los demás fue que el Campana la aceptó porque si él no quería, los perros nuevos desaparecían al poco tiempo”, recordó Antonella. “Igualmente cuando rescatamos animales no los podemos traer para acá y se los damos a una persona para que les busque casa”, aclaró.
La despedida
Hace un mes atrás el Campana comenzó con una especie de tos que les llamó la atención a todos. “Sospechamos que era una tos de las perreras, hablamos con la veterinaria y le dimos una medicación. Pero después nos dijo que podía ser un problema cardíaco”, contó Marcos. Durante ese período el animal abandonó su “cucha” debajo de los camiones y durmió adentro del cuartel con cuidados especiales.
El domingo pasado estuvo con nosotros hasta las 6 de la tarde. Se lo veía cansado, pero todavía movía la cola. Hasta que se echó en la puerta del cuartel y ahí se quedó”, narró Antonella todavía con cierto dejo de tristeza.
Luego de su fallecimiento Marcos y Antonella, que estaban de guardia, le avisaron al resto del equipo y a los pocos minutos estaban todos reunidos en su despedida. “Cada uno dejó de lado todo lo que estaba haciendo para venir a darle el último adiós al Campana”, remarcaron los dos. Cuando ya estaban juntos decidieron enterrarlo en el mismo cuartel donde lo recordarán como el ‘perro bombero’.
Gracias por todo Campana!
Daniele Barbieri
Fuente: Los Andes