
Mi perro sufre el coche
Una de cada seis mascota se marea en el coche, se trata de unareacción muy común que puede llegar a sér desesperante para el conductor, habida cuenta de que el animal que lo acompaña se puede pasar el viaje entero vomitando cada dos por tres. Pero, que hacer si tu perro sufre el coche?
Perro sufre el coche: ¿No hay solución?
Lo mejor seria approvechar de la etapa en que el animal se desarrolla y descubre lo que le rodea para subirle a un coche.
La forma más fácil de saber a qué se debe el mareo pasa por ver cómo se sube al coche. Si está tranquilo, y de golpe vomita sin más, se tratará de una reacción física, motivada por la velocidad. En ese caso, existen varios medicamentos específicos para la mascota, por lo que una visita al veterinario puede ser clave en la solución del problema.
Si se debe a un trauma, la cosa ya es más peliaguda, puesto que un perro que asocie un viaje en coche con conceptos negativos puede llegar a generar una aversión tal como para empezar a marearse incluso antes de llegar a subirse en él, sufriendo importantes crisis de estrés.
Sea como sea la demostración, lo que está claro es que la ansiedad debe rebajarse, intentando cambiar esa asociación negativa mediante estímulos positivos que poco a poco le hagan perder el miedo a viajar.
Perro sufre el coche: ¿Cómo ayadarlo?
Conseguir superar traumas no es inmediato, sino que requiere de un proceso largo y paulatino, por lo que hay que armarse de paciencia. Para ello, lo primero es intentar que se suba al mismo todas las veces que sea necesario con el motor apagado, que se vaya familiarizando, que entre y salga, viendo que no pasa nada si lo hace. Deja las puertas abiertas, juega con él intentando convencerle… un truco eficaz pasa por coger la correa del animal y, sin arrastrarlo ni forzar absolutamente nada la situación, cruzar por la parte trasera del coche sin mirarle y dejando las puertas abiertas en todo momento. Cuando decida cruzar, al otro lado le esperarán todos los cariños que sean necesarios para que se sienta con ganas de repetir; luego, para que tenga efecto el logro, lo ideal sería rodear el coche corriendo y repetir la operación las veces que fuera necesario, parando dentro del coche paradescansarcada vez más tiempo.
Tras esta primera toma de contacto, es ideal repetir la operación pero esta vez con el motor encendido; de este modo, nuestro amigo disociará el ruido a conceptos negativos.
Y por último, el movimiento: si hemos llegado hasta aquí, tendremos que andarnos con ojo para no echar todo el trabajo por la borda. Con el perro ya más tranquilo en el interior, toca empezar a dar paseos con el coche, que sean muy breves y carentes de cualquier movimiento bruscos. Puede venir bien la ayuda de otra persona, permitiendo que nos sentemos con nuestra mascota tranquilizándola en caso de que la observemos algo nerviosa.
Hay difusores de feromonas que pueden servirnos como último recurso en caso de que todo lo que acabamos de contar falle… pero ese sería un tema a tratar con el veterinario. ¡Estamos seguros de que no serán necesarios!