
Gato botero – En el mundo hay muchas atracciones u obras artísticas relacionadas con animales. Entre ellas, hay unas que específicamente se relacionan con los gatos, animales adorables que por su gracia y simpatía nos llenan de alegría y encanto. Cuando uno busca en Google palabras como “gato botero”, hay toda una lista de buenas opciones para conocer uno de los más interesantes atractivos turísticos de Barcelona: el gato de Botero.
El gato de Botero es un símbolo de Barcelona y, más específicamente, del barrio del Raval. Es una escultura de gato que está al final de la Rambla del barrio el Gato. Y con la expresión de gusto que refleja, desborda una energía felina muy singular. Allí donde está tiene unos 15 año, en medio de transeúntes, turistas y días y noches de vida urbana. El Gato de Botero es un símbolo de la zona, es bien recibido por residentes y visitantes con una gran sonrisa en los labios. Cerca hay otra escultura del mismo autor, pero el gato es el gato para quien ama a los felinos y además, para quien gusta de contemplar el buen arte.
Gato botero: arte e historia hechos gato
Gato botero – Para ir un poco a la historia de esta fantástica escultura, el Gato de Botero fue adquirido por el Ayuntamiento de Barcelona, España, en el año de 1987. A partir de esa fecha, y hasta el año 2003, la escultura estuvo en varios lugares de las calles de la ciudad de Barcelona en busca de una ubicación definitiva. Primero estuvo en el Parque de la Ciutadella, considerablemente cerca del Zoo de Barcelona. Luego fue llevada al Estadio Olímpico y un poco más tarde, el gato fue colocado en una plaza detrás de las Drassanes de Barcelona. Finalmente, ya en el año 2003, se ubicó de colocarlo de forma definitiva al final de la Rambla del Raval. Justo en ese sitio la escultura destaca con intensidad felina. Es un monumento lleno de gracia al que todo el mundo reconoce la figura de un gato gigante, muy grande y gordo, que está hecho en bronce, que tiene una cara muy tierna y larga cola. Con el paso del tiempo se ha convertido en un punto de encuentro para muchos transeúntes y visitantes, pero también en un punto de juego para quienes se suben encima para hacerse fotos. Puede decirse entontes que la escultura ha quedado bien integrada en uno de los entornos más vibrantes de Barcelona. ¡Interesante!
Este monumento representa un elemento de cotidianeidad pero con unas proporciones felinas enormes. El mismo estilo que tiene el Caballo de Botero también, pero que está colocado en la Terminal 2 del aeropuerto de Barcelona desde el año de 1992, que también se ha convertido en lugar de encuentro para pasajeros del aeropuerto del Prat. El arte boteriano ha contribuido a crear iconos llamativos que se convierten en referencia de la vida urbana de Barcelona. El gato de Botero, en este caso, estuvo varios años buscando un punto fijo en Barcelona. Sí, también estuvo en adopción. Y, afortunadamente, en 2003, encontró su hogar en la Rambla del Raval.
Quienes aman a los gatos saben que estos animales son curiosos e independientes por naturaleza. No son muy dados a permanecer quietos en un mismo sitio por mucho tiempo. Claro, sí podrían hacerlo en caso de que encuentren un buen rincón calentito con sol para dormir ricas siestas. El gato de Botero, que ya es un símbolo del barrio del Raval, consiguió, luego de 16 años encontrar su sitio para descansar y pasarla bien. Quizás pudo quedarse tranquilo y permanecer tranquilo hasta que consiguió un buen lugar, u “hogar”.
Gato botero: el gato de Botero es un símbolo de la ciudad
El famoso gato de Botero, que está en Barcelona es obra del escultor colombiano Fernando Botero, quien es reconocido mundialmente por su arte lleno de enormes figuras voluminosas y llenas de graciosas curvas. El Ayuntamiento de Barcelona compró la escultura del artista en 1987 para que hiciera compañía a los animales del zoológico del parc de la Ciutadella. Sin duda alguna, este simpático gatito le bufó a más de un mono porque durante los Juegos Olímpicos de 1992, fue trasladado al estadio Olímpico Lluís Companys, en Montjüic. Pero ese no sería su destino final, de allí pasó a ronronear a los atletas en la plaza de Blanquerna, detrás de las Drassanes Reials. Igualmente, le saldría otro paseo. Los gatos no son muy amantes de los paseos. Lo de ellos es la independencia y la aventura, pero a su modo.
En la actualidad, este gato es objeto de interés de miles de locales y turistas. Es un excelente lugar para conocer más de esculturas animales y aunque muchos se lamentan de que los años pesen para este singular gato, sigue dándole un toque especial de alegría y buena vibra a la ciudad (gatos para ninos) . Luego de tanto viaje y miles de visitantes, la escultura ha perdido parte de su brillo. Lo que sí está claro es que este sigue siendo el lugar predilecto para miles de selfies, fotografías de viajeros, puntos de encuentro, lugares de reconocimiento y atracción turística para quienes visitan Barcelona (playa para tu mascota en Barcelona). Afortunadamente, el buen gato de Botero consiguió un lugar definitivo y muchos podremos conocerlo. Los gatos son excelentes animales de compañía y una escultura felina es una buena manera de darle esa distinción especial a nuestras queridas mascotas peludas. Esperamos que con los años el brillo de este felino perdure y siga dándoles a tantos visitantes la alegría de quienes queremos a los animales .
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